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Ver las 1001 películas del libro "1001 películas que debes ver antes de morir" y hacer un pequeño post sobre cada una. Puedes seguir mis progresos en esta lista

#3. El Nacimiento de una Nación / The Birth of a Nation (1915)


Ficha técnica: IMDB Wikipedia  Filmaffinity
Vistas: 67
Restantes: 934
Vista en: 2008.
Lugar: En casa.

Este artículo forma parte de una serie de monográficos sobre los Orígenes del Cine. Pueden ver la primera parte en este enlace y la anterior en este otro. Si sólo te interesa la parte dedicada a Griffith, sáltate el primer apartado.

Orígenes IV: Un trust para dominarlos a todos
Griffith I: El nacimiento de un arte


La guerra de patentes en Estados Unidos terminó en 1908 cuando las principales compañías cinematográficas (Edison, Biograph, Vitagraph, Essanay, Selig, Lubin, Kalem, la Star Film de Méliès y American Pathé) acordaron reunir las principales patentes que hacían posible el cine y fundar la Motion Pictures Patents Company para protegerlas. En la práctica se traducía en controlar de forma tiránica toda la industria cinematográfica desde la venta de material a la exhibición. Así, los vendedores de cámaras debían pagar $5 a la semana, los productores de películas, medio centavo por pie de película, los distribuidores debían hacerse con una licencia que costaba $5.000 anuales y, finalmente, los exhibidores debían pagar $2 dólares a la semana por usar los proyectores. Además, gracias a un acuerdo con Eastman-Kodak, el principal proveedor de película virgen de América, solos los miembros del trust podían adquirir película virgen.

La MPPC, unidos por la ambición y la codicia
Para asegurar que todas las licencias eran rigurosamente abonadas, un equipo de detectives se encargaba de descubrir a posibles infractores. Cuando alguno era localizado, un segundo equipo de abogados se encargaba de que el sujeto desistiera de su actitud bajo la amenaza de numerosas demandas judiciales. Si la justicia no colaboraba con suficiente celeridad o el infractor no se arredraba, un tercer equipo de individuos con menos estudios pero con más contactos con la mafia, se encargaban de terminar con el problema.

Aunque la MPPC no aspiraba en principio a controlar por completo el negocio del cine, su intención era ponérselo tan difícil a quien quisiera producir películas de forma independiente, que éste terminara por abandonar.  En el negocio de la distribución además la MPCC fundó la General Film Company con la intención de expulsar a las compañías rivales. Y en un principio tuvo bastante éxito. De las aproximadamente 70 distribuidoras que existían en todo el país en 1908, sólo una no acabó abandonando o uniéndose a la General. Volveremos sobre ella en el siguiente capítulo.

A pesar de todo, la MPPC consiguió algunas cosas positivas en el medio. La principal es que “nacionalizó” la industria. Hasta ese momento las películas se distribuían regionalmente y los derechos de exhibición eran negociados estado por estado. Con la aparición de la General Film, las películas empezaron a distribuirse por todo el país. Por otro lado estandarizó la comercialización de las cintas sustituyendo el sistema de venta por el de alquiler. Esto permitía a los exhibidores ahorrar costes y a los distribuidores controlar la calidad del material que se proyectaba (evitando que se proyectaran películas que llevaban años apartadas en un almacén). 

Además se instauró un sistema denominado “run-zone-clerance” que posteriormente adaptarían las grandes productoras de Hollywood. El sistema consistía en dividir el mercado de exhibición en varias zonas. Unas eran zonas de estreno y otras eran zonas de re-estreno. Una película se exhibía primero en una “zona de estreno” durante un intervalo de tiempo. A continuación, se dejaba pasar un tiempo (clearance) y se re-estrenaba en una “zona de re-estreno” a un precio menor. Así, los espectadores sabían que si no querían rascarse el bolsillo y pagar los altos precios de los cines del centro para ver la película del momento, iba a pasar mucho tiempo hasta que pudieran verla en los cines de su barrio a un precio más popular.

Los lujosos cines de principios del s. XX
Pero la codicia de los miembros del trust les hizo perder de vista la evolución del mercado que en estos años estaba creciendo de forma imparable. Los espectadores, una vez pasado el efecto de la novedad del cinematógrafo, demandaban historias cada vez más elaboradas y complejas. Sin embargo, Edison y compañía eran reacios a desarrollar complicados y costosos largometrajes y seguían estancados en la producción de cortos simplones de un rollo (unos 15 min.). La tacañería también les hacía eludir la promoción de estrellas individuales que les hubiera obligado a desembolsar grandes salarios a sus actores.

Con el tiempo la MPPC fue perdiendo poder debido a que a la oposición de un grupo de aguerridos “independientes” que no se dejaron arredrar por la extorsión y las estrategias oligopólicas del trust. Un grupo de valientes “con un espíritu a prueba de ardides y curtidos en los sinsabores de la emigración” que supieron interpretar la demanda del mercado y que desarrollaron estrategias comerciales que duran hasta nuestros días. Ellos se convertirían en los padres de Hollywood y sus historias darían para un buen biopic. Pero eso lo dejaremos para nuestro siguiente especial. Ahora toca hablar del así llamado “padre del cine”.

D.W. Griffith: Orígenes y primeras películas

 

D.W. Griffith
David Wark Griffith nació en Crestwood (Kentucky) el 22 de Enero de 1875 en una familia sudista arruinada. Su padre había combatido con los Confederados y David se crio con historias sobre la Guerra Civil. Cuando su padre murió con diez años, tuvo que ayudar a su madre trabajando en una librería. El trabajo le despertó una pasión por la literatura que con el tiempo le llevó a actuar en obras de teatro. Tras algún tiempo, consiguió ganar cierta notabilidad actuando en obras muy populares.  Además de actuar, el joven D.W. escribió varias obras de teatro, aunque sólo consiguió vender una. A fool and a girl, un melodrama sobre unos inmigrantes jornaleros de California, se estrenó en otoño de 1907 pero fue un fracaso debido a su pobre calidad.


Desencantado con el teatro, Griffith intentó vender su nueva obra, una adaptación de la Tosca de Sardou, a Edwin S. Porter (el director artístico de Edison que ya conocimos en la segunda parte). Edwin no le compró la obra pero le contrató para protagonizar un corto titulado Rescued from an Eagle’s Nest (1907) por el que cobró $5 diarios.


Completado el trabajo, volvió a intentar vender su obra a la Biograph. Éstos tampoco la quisieron pero volvieron a contratarle como actor. En ese momento la compañía estaba pasando por una mala épodiv ca. Su director principal Wallace McCutcheon estaba más de salud y su ritmo de producción había bajado y, además, sus películas atraían escaso interés entre el público. Por otro lado, la batalla judicial con Edison (que duraba 10 años) había dejado a la productora en números rojos. Intentando cambiar dinámica, los directivos ofrecieron a Griffith el puesto Wallace y éste, aunque reacio, acabó aceptando.

Su primer corto fue The Adventures of Dolly (1908). Un melodrama en la línea de Rescued from an Eagle’s Nest.  Se estrenó en Julio y fue un gran éxito. Griffith siguió produciendo a un ritmo de 2 o 3 cortos de un rollo por semana. Tras la fundación de la MPPC, sus películas se empezaron a distribuir por todo el país y el director consiguió granjearse una enorme popularidad.


Griffith no sólo daba al público lo que quería ver; sino que además utilizaba novedosos recursos fílmicos para hacer sus películas más interesantes.  En After Many Years (1908) alternó los planos de un hombre en una isla desierta con los de su esposa que lo esperaba en casa. Los directivos de la Biograph, al verla, creyeron que el público no lo entendería pero Griffith respondió que si Dickens lo hacía, él también podía hacerlo.  Ésta técnica también se aprecia  en A Drunkard's Reformation (1909) donde los planos de una obra de teatro se alternan con los del público que está viendo la obra.


La técnica del montaje alterno llega a su máxima expresión en The lonely villa (1909). En ella una familia es asaltada por unos maleantes mientras el padre acude al rescate usando todos los medios a su alcance. El montaje alterno entre la familia amenazada y el equipo de rescate en intervalos cada vez más cortos conforme se acerca el clímax hace que la tensión del espectador vaya en aumento. Este recurso, denomnado Griffith’s last minute rescue , tuvo tanto éxito que muchos directores lo copiaron y, con distintas variaciones, es la base del cine de acción de hoy en día.


En A corner in wheat (1909) el montaje alterno se usa en cambio como contraste social entre la clase obrera y los magnates del cereal. Este tipo de recursos sería explotado más adelante por el cine social ruso.

Su pasado teatral además le sirvió para ser un gran director de actores. Le enseñó a actuar sin aspavientos y descubrió a numerosas estrellas como las hermanas Lillian y Dorty Gish, Mack Sennet o Mae Marsh. Pero la principal fue un canadiense llamada Gladys Marie Smith que actuaba con el nombre de Mary Pickford. Pronto esta chica de cara aniñada y rizos rubios se convertiría en “la novia de América”. Uno de los melodramas más conseguidos de Griffith de esta época estuvo protagonizado por ella: As it is in life (1910).


Con el tiempo, D.W., empezó a hacer obras más extensas de dos rollos: His trust (1911), Enoch Arden (1911), The lonedale operator (1911),… Para mantener el interés de las mismas empezó a alternar planos dentro de una misma escena. Así la cámara ya estaba inmóvil durante una conversación, por ejemplo; sino que se alternaban primeros planos del rostro de los actores de esa forma los espectadores no se aburrían. En The Massacre (1912) alterna planos generales de una batalla con planos medios y americanos de los contendientes.


Finalmente Griffith se lanza a la realización de extensos y elaborados largometrajes: The Mothering Heart (1913), Primitive Man (1913), Judith of Bethulia (1913) y The Battle of Elderburg Gulch (1913). Todos ellos, excepto el primero, ostentosos dramas históricos con numerosos extras y carísimos decorados. El coste de estos films y la amenaza de Griffith de querer seguir por esa línea horrorizaron a los conservadores directivos de la Biograph que le liberaron de su contrato.

D.W. Griffith: El Nacimiento de una Nación


Harry Aitken
Griffith firmó un nuevo contrato con al productor Harry Aitken de la Mutual Film Corporation, una de las independientes. Para ellos produjo sus siguientes cuatro largometrajes: The Battle of Sexes (1913), un melodrama con un triángulo amoroso  como eje central, The Escape (1913), un drama social, Home Sweet Home (1914), un biopic sobre un famoso actor teatral y The Avenging Concience (1914) inspirada en un relato de Edgar Allan Poe. Tras estas películas que son despachadas con rapidez, Griffith se encuentra preparado para afrontar por fin la gran obra que lleva tiempo queriendo rodar: El nacimiento de una nación (1915).

 Griffith había quedado fascinado con la lectura de un libro llamado The Clansman. Se trataba de una narración racista e idealizada del origen del Ku Kux Klan. Rápidamente empezó a escribir una adaptación de la obra al cine y convenció a Harry Aitken para comprar los derechos (que costaron unos $110.000, una cifra disparatad para la época). La dimensiones del proyecto hicieron que la Mutual se retirara de la producción quedándose sólo con los derechos de distribución. Para reunir el dinero necesario DW y Harry pidieron financiación a varios banqueros amigos suyos y fundaron una compañía nueva: Epoch Producing Corporation.

Las proporciones de la producción fueron descomunales. Para empezar la película  llegaba casi a las 4 horas (tras el montaje se redujo a 3), constaba de 1544 planos, participaron unas 18.000 personas y 3.000 caballos. Llegó a construirse un hospital sólo para atender los accidentes de rodaje. En el momento de su estreno un ticket para la película costó nada menos que $2, una cantidad muy elevada en comparación con el precio de otras producciones. Sin embargo, la película tuvo un éxito desproporcionado rompiendo records presentes y futuros. Se cree que el montante total de la recaudación todavía no ha sido superado por ninguna película en los 100 años que llevamos desde su estreno.

Parte de este éxito se debió a la tremenda polémica que despertó en todo el país por su más que patente racismo- exagerado incluso para la época. La película trata el periodo histórico de la  Guerra Civil y la posterior Reconstrucción desde el punto de vista de dos familias de clase alta: los Stoneman en el Norte y los Cameron en el Sur. Durante la primera parte ambas familias presentan buenas relaciones y algunos de los hijos mantienen relaciones amorosas con las hijas de la parte contraria. Cuando la guerra estalla ambas familias caen en bandos opuestos y tienen que enfrentarse en el campo de batalla.

A lo largo de la película Griffith hace uso de todas las técnicas y recursos que ya había usado en sus cortos. Para las escenas de batalla alterno los planos generales con los planos medios de los soldados en las trincheras desarrollando un estilo de cine épico que mete al espectador en el fragor de la batalla. Además no le importa alternar la acción entre los distintos espacios o temporales. Así, cuando uno de los combatientes cae en el frente vemos a continuación a la familia recibiendo la noticia para volver una vez más a la batalla.

Escena de una de las batallas

Otra escena memorable es la recreación del asesinato de Abraham Lincoln (con un joven Roul Walsh haciendo de John Wilkes Booth). En esta escena Griffith hace uso de los cachés. Esta técnica consiste en oscurecer una parte de la pantalla para atraer la atención del público sobre una zona. Con ello consigue que el público sepa posicionar en todo momento a asesino y víctima. Esta técnica acabaría por desaparecer con la llegada del cine sonoro.

Abraham Linclon

Y, como no, también hizo uso del recurso del last minute rescue varias veces con gran dramatismo como en la escena en la que la familia está siendo asaltada por regimiento de “negros enloquecidos” (sí, ya lo sé) para ser rescatados en el último momento por la caballería. ¡Cuántas veces se repetirá esa escena en la historia del cine!

Mae Marsh
Los actores (los blancos claro) también hacen una gran interpretación aunque a  sus personajes les hace falta algo de profundidad. Muy interesante en especial es el trabajo de Mae Marsh como la pequeña de los Cameron. Su escena durante el regreso del mayor de los Cameron (Henry B. Walthall) del frente en muy emotiva. Lillian Gish (que hace de la hija norteña), genial en otras películas, se encuentra aquí más desdibujada.

Todo esto hace que la película resulte tremendamente entretenida, incluso para los estándares actuales. Y que las 3 horas se pasen volando. Eso sí, hace falta mucho estómago para superar la última hora. Donde las ciudades del sur son gobernadas por hordas de negros (en realidad blancos pobremente pintados) que acosan y asaltan a indefensas mujeres blancas y arrasan las mansiones de los asustados sureños. Gracias a Dios el noble Ku Kux Klan viene a poner orden y restaurar el orden a tanto desmán (como dije, hace falta mucha fuerza de voluntad para ver esta parte hasta el final).

El KKK en acción

Pero fantasías xenófobas aparte, lo cierto es que El Nacimiento de una Nación es posiblemente la obra más conseguida de Griffith. En ella el director desarrolla un estilo de narración puramente cinematográfico. Se puede decir sin miedo que Griffith fundó el cine como arte independiente. Un arte que ya no es “teatro filmado” sino que, bebiendo de la tradición anterior, tiene su propia narrativa y su propia forma de contar historias.


Fuentes

- Historia del Cine. Román Gubern. Editorial Lumen. 2003
- Historial General del Cine. Volumen II. EE.UU. (1908-1915). Editorial Cátedra. Signo e Imagen

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