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#4. Les Vampires (1915)


Ficha técnica: IMDB Wikipedia  Filmaffinity
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Vista en: 1 de Mayo de 2014.
Lugar: -


Este artículo forma parte de una serie de monográficos sobre los Orígenes del Cine. Pueden ver la primera parte en este enlace y la segunda en este otro.

Orígenes III: Los seriales y los inicios de una industria

No sólo en América el negocio empezaba a despuntar, en Francia, tras los usos recreativos de los Lumière y Méliès, la industria cinematográfica empezaba a cobrar formar gracias a dos empresarios con visión: Charles Pathé y Gaumont.

Charles Pathé
El primero nació en una familia pobre de (al menos) cuatro hermanos. Durante su infancia tuvo que trabajar unas quince o dieciocho horas al día para salir adelante. Harto de tanta miseria, Charles decide embarcarse en un barco de emigrantes armenios rumbo al continente americano. De allí sólo sacaría más ruina y la fiebre amarilla. Un día en una feria de Vincennes descubrió el fonógrafo de Edison y eso le cambió la vida. Comprendiendo un gran negocio en cuanto lo vio, Charles compró uno de esos aparatos y empezó a viajar de feria en feria mostrando el invento. En poco tiempo, consiguió lo suficiente para fundar la Pathé Frères, una empresa que se dedicaba a la producción de materiales fonográficos.

Siguiendo su buen instinto, en cuanto supo del aparato de los Lumière, encargó uno y expandió su negocio a la producción de películas. Entre las muchas iniciativas empresariales que impulsó se encontraba la producción de un diario de actualidad (precursor de nuestro NO-DO) llamado Pathé Journal. Cuando no se disponían de imágenes de algún evento, éste se recreaba en estudio. Estas noticias luego eran exportadas a operadores en otros países convirtiéndose una de las primeras agencias de noticias en imágenes. En poco tiempo Pathè se convirtió es una poderosa compañía.

Léon Gaumont
Su gran rival fue Léon Gaumont, un ingeniero que empezó su carrera vendiendo aparatos fotográficos. Al igual que Pathé, Gaumont vio rápidamente el negocio que se podía extraer del cinematógrafo (él fue uno de los asistentes a la histórica primera sesión de los Lumière). Inicialmente se dedicó a la venta de aparatos como había hecho con las cámaras de fotos; pero en poco tiempo comprendió que el verdadero negocio estaba en el desarrollo de películas.

Alice Guy
Gaumont encargó la responsabilidad de la parte artística en su secretaria Alice Guy, que se convertiría así en la primera directora de cine de la Historia. Alice fue una de las primeras en desarrollar historias a partir de imágenes y se la considera una pionera en el cine narrativo. Desgraciadamente su producción se encuentra casi olvidada aunque existe un proyecto  ahora mismo para recuperar su legado.

Pathé y Gaumont expandieron su negocio por toda Europa y abrieron sucursales en EEUU (llegando a formar parte del trust de Edison, como ya hemos visto), convirtiendo el cine en una de las industrias más florecientes de Francia en esa época.

Retrato de una época


Respecto a la parte artística, el cine francés de estos años gira en torno a dos grandes figuras: Louis Feuillade de la Gamount y Ferdinand Zecca de Pathé. Ambos desarrollaron los mismos temas y géneros y ambos hicieron progresar en gran medida el joven arte.

Ferdinand Zecca
Zecca empezó su carrera como actor en las películas de Pathé. Uno de sus primeros trabajos fue El mudo melómano (Le muet mélomane, 1899) donde encarnaba a un mudo que respondía a un juez haciendo sonar una corneta (uno de los primeros intentos con el sonido sincronizado). Pronto se convirtió en el realizador jefe de la casa y empezó produciendo películas paisajistas como los Lumière o de tinte fantástico como las de Méliès. De estas últimas son El amante de la luna (L'amant de la lune, 1905) y Un idilio en el túnel (Une idylle sous un tunnel, 1904).

Pero su tendencia realista le llevó en poco tiempo a los dramas sociales. En una de sus obras más significativas, Historia de un crimen (Histoire d'un crime, 1901), se muestra a un delincuente cometiendo un asesinato durante un robo. Éste es posteriormente detenido y ejecutado. Este film es notable por varios aspectos. El primero es el hecho de que la historia se articule sobre un primigenio guion. El segundo es la escena donde el reo recuerda su vida a modo de flashback en la celda. Esta escena se creó con la técnica denominada “reserva” y que se trata de tapar una parte del fotograma durante el rodaje de las escena general para a continuación rodar la nueva escena sobre la misma película. Por último, la última escena donde se muestra al preso siendo guillotinado fue censurada por considerarse demasiado realista.


Tras el éxito de esta obra, Zecca siguió realizando dramones al estilo de los folletines del siglo XIX. Así, tenemos La Huelga (La grève, 1904), Las víctimas del alcoholismo (Les victimes de l'alcoolisme, 1904), Vida de un jugador (La Vie d'un joueur, 1903). Pero quizás su obra más significativa fue Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo (La Vie et la passion de Jésus Christ, 1903).


Louis Feuillade
Por su parte Louis Feuillade, que sustituía a Alice Guy al frente de Gaumont, siguió inicialmente la misma estela que Zecca con el drama social. Produjo una serie de historias bajo el título común de La vie telle qu’elle es (La vida tal como es) que venían a ser un catálogo de las lacras sociales de la época. A ésta etapa pertenecen títulos como Las víboras (Les vipères, 1911), La tara (La tare, 1911), La media de lana (La bas de laine, 1911), etc.

Sin embargo, quizás debido al carácter excesivamente moralista de las películas, éstas no tuvieron mucho éxito. Así que, a petición de Gaumont, decide orientar su producción hacia una moda que está prendiendo con fuerza: el serial.

Los seriales


Los seriales habían comenzado en EEUU como una forma de habituar al público a ir al cine. La mayoría de ellos presentaban escenas de acción donde el héroe debía rescatar a una doncella que había sido secuestrada por un malvado villano y puesta en una situación de peligro. Para asegurarse de que la gente volvería la semana siguiente muchos capítulos terminaban con el protagonista colgando de un precipicio o en alguna otra situación apurada (de ahí el término inglés “cliffhanger”). Como es evidente, de aquí vienen buena parte de los clichés que asociamos al cine de acción y aventuras (y la base de la mayoría de series de televisión).

Los seriales fueron un auténtico bombazo y convirtieron a sus protagonistas en las primeras estrellas del cine. Es el caso de Perl White, la protagonista de la celebérrima “The perils of Pauline”, producida por la sucursal americana de Pathé. La serie convirtió a Perl en una suerte de Lara Croft  que cada semana se enfrentaba a terribles situaciones de vida o muerte frente a una plétora de malvados villanos tales como piratas, indios, etc. Después de Pauline, Perl hizo muchos otros seriales de parecido pelaje ganándose el nombre de “La reina del serial”. Cabe  destacar que, a pesar de su status de estrella incontestable, Perl realizaba todas las escenas de acción ella misma, llegando a lesionarse permanentemente la espalda en una de ellas.



De vuelta a Francia, Louis Feuillade produjo la serie Fantômas (1913) que lanzó al estrellato a su protagonista, Réné Navarre. A continuación, el director filmó la obra que nos ocupa en este post: Les Vampires (1915-16). La serie consta de 10 capítulos de distinta longitud y gira alrededor de un periodista, Philip, que investiga las fechorías de una malvada organización criminal conocida como Los Vampiros. Resulta notable por ser completamente distinta del resto de seriales de la época. Phillip no es un personaje de acción y los capítulos no acaban con el consabido cliffhanger. En cambio, la trama es bastante más elaborada con unos personajes secundarios más definidos y no tan encajonados en héroes y villanos. Destaca sobre todo el personaje de Irma Vemp (Musidora), una seductora villana que se pasea por la pantalla con apretados trajes de licra y que será la precursora de la femme fatale.


Debido a su carácter turbio, en su época fue despreciada por los críticos y tuvo escaso éxito. Sin embargo hoy se la ve como una obra fundamental en el establecimiento de uno de los grandes pilares cinematográficos: el cine negro.

Extras


Fuentes

- Historia del Cine. Román Gubern. Editorial Lumen. 2003

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