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Ver las 1001 películas del libro "1001 películas que debes ver antes de morir" y hacer un pequeño post sobre cada una. Puedes seguir mis progresos en esta lista

#9. La Negra / Within Our Gates (1920)


Ficha técnica: IMDB Wikipedia  Filmaffinity
Vistas: 73
Restantes: 928
Vista en: 2008.
Lugar: En casa.

Este artículo forma parte de una serie de monográficos sobre los Orígenes del Cine. Pueden ver la primera parte en este enlace y la anterior en este otro.

Orígenes X: El cine afroamericano

La película que traemos hoy es muy especial, se trata de la película preservada más antigua dirigida por un afro-americano. Within our Gates dirigida por Oscar Michaux nació en respuesta a dos eventos. El primero de ellos fue el estreno de El Nacimiento de una Nación (The Birth of a Nation, 1915) de D.W. Griffith. Ya comentamos que esta película, basada en “The Clansman” (una visión idealizada del origen del Ku Klux Klan), exhibía una visión completamente racista de la Reconstrucción del Sur. La enorme popularidad del film provocó una desmesurada polémica entre partidarios y detractores (lo que contribuyó a su vez a incrementar la popularidad de éste). De hecho, la obra es citada como una de las causas del resurgimiento del Klan en los años 20. Bandas de jóvenes blancos blandiendo los mismos argumentos que en el film atacaron a las comunidades negras por todo el país. Se cuenta que su proyección provocó disturbios en Boton y Philadelphia y fue prohibida en varias de las grandes ciudades donde la tensión racial era mayor. La repuesta de Griffith a la controversia ya la conocemos, editó un panfleto sobre la libertad de expresión y reforzó su argumento con la producción de Intolerancia (Intolerance, 1916), un alegato en contra de la persecución idelógica.

Escena del film donde el Klan persigue a un grupo de negros

El segundo evento que motivó el rodaje de Within our Gates sucedió el 27 de Julio de 1919 en una playa de Chicago. A comienzos del siglo XX, la Ciudad de los Vientos había visto incrementar enormemente su población, sobre todo por parte de emigrantes afroamericanos del Sur en lo que se vino a llamar la Gran Migración. Los recién llegados tuvieron varios encontronazos con la población emigrante blanca (irlandeses, italianos, polacos, etc) que ya residía en la ciudad. Ambos grupos competían por los, cada vez más escasos, puestos de trabajo y las viviendas baratas, lo que provocó un aumento de la tensión racial. Aquel día de Julio, un bañista negro agarrado a una tabla fue arrastrado por la corriente a una playa informalmente segregada para blancos. Éstos desde la orilla empezaron a lanzarle piedras nada más verlo. Eugene Williams, que así se llamaba, recibió una pedrada en la cabeza, se soltó de la madera y acabó ahogado. Para añadir sal en la herida, cuando la policía, mayoritariamente irlandesa, se personó en la playa, en vez de arrestar al causante de la desgracia intentó arrestar a un afroamericano. Las subsecuentes protestas por parte del grupo negro fueron recibidas con violencia por parte de los blancos. Todo esto escaló hasta una auténtica batalla campal por toda la ciudad que sólo se aplacó al cabo de 4 días con la intervención de la Guardia Nacional. Murieron 38 personas (23 afroamericanos y 15 blancos), 537 resultaron heridas y cerca de 1000 se quedaron en la calle como consecuencia de la destrucción de sus hogares.

Escena de los Disturbios raciales de Chicago en 1919

Oscar Micheaux
En estas circunstancias Oscar Micheaux, un escritor negro que había alcanzado cierto reconocimiento auto-produciendo una de sus novelas, decide rodar una historia protagonizada por afroamericanos que sirva de respuesta a las acusaciones racistas vertidas por El Nacimiento de una Nación. La trama de Within Our Gates gira en torno a una mujer negra sureña que tiene que viajar al Norte en busca de financiación para su escuela. En la película se muestran todos los tipos de actitudes raciales contemporáneas: desde el negro “colaboracionista”, al que no le importa traicionar a los suyos para ganarse el favor de los blancos, al negro ilustrado urbanita. En el bando blanco aparte de los auténticos racistas, también encontramos algunos personajes con principios más humanistas.

Quizás no destaque por su nivel interpretativo o su fotografía (Micheaux estaba tan limitado de presupuesto que tuvo que pedir prestado el vestuario y no podía repetir tomas). Sin embargo, la película resulta impactante en las escenas en las que se muestra el linchamiento de los negros y en aquella, la más memorable, donde un blanco intenta violar a una mujer negra. Esta última es una clara alusión a la película de Griffith donde se acusaba a los varones negros de representar un peligro para las mujeres blancas (cuando históricamente la escena de Micheaux había sido infinitamente más frecuente). 

Impactante escena del Within our Gates

Al igual que la película de Griffith, Within Our Gates levantó una gran polémica y muchas escenas fueron censuradas en varias ciudades para evitar disturbios raciales. Sin embargo, el 20 de Febrero de 1920 se estrenó sin cortes en Chicago, la ciudad que la inspiró, y fue un tremendo éxito.

Por último indicar que la película tiene una especial relación con nuestro país. Ya que, después de que se la considerada perdida durante décadas, una copia apareció en la Filmoteca Española de Madrid en los noventa. Los intertítulos se encontraban en español y el título se había doblado con el nombre de “La Negra”.

Oscar Micheaux llevó a producir más de 40 películas, todas con falta de medios pero con una clara intención de denunciar las condiciones de desigualdad social y legal de los afroamericanos haciendo visibles aquellos temas que los directores blancos no trataban. La causa por la libertades civiles de los afroamericanos en EEUU tiene, sin duda una gran deuda con él.

Extras


#10. La carreta fantasma / Körkarlen (1921)


Ficha técnica: IMDB Wikipedia  Filmaffinity
Vistas: 72
Restantes: 929
Vista en: 2008.
Lugar: En casa.


Este artículo forma parte de una serie de monográficos sobre los Orígenes del Cine. Pueden ver la primera parte en este enlace y la anterior en este otro.

Orígenes IX: Otras cinematografías

Tras explorar los inicios del cine en Francia y América, nos centramos ahora en el nacimiento del nuevo arte en otros países que tendrán gran relevancia en el futuro cinmatográfico.

Italia

Tras una fase inicial poblada de las clásicas llegadas de trenes, autos religiosos y escenas fantásticas, el cine italiano se empezó decantar rápidamente por la epopeya histórica. En 1904 Filoteo Alberini i Santonia funda la productora S.A. Cines y produce la espectacular cinta La presa di Roma (1905) con cañones y personal procedente del Ministerio de la Guerra. El éxito de la película animó a la industria a seguir por el camino de las grandes recreaciones históricas. Así aparecen Los últimos días de Pompeya (Gli ultimi giorni di Pompeii, 1908), Marcantonio e Cleopatra (1913), Espartaco (Spartacus, 1913), etc. Todas ellas plagadas de extras y con monumentales decorados. El punto álgido llegó en 1912 con la producción de Quo Vadis (1912). Con sus dos horas de duración,  supuso el primer largometraje de esas proporciones a nivel mundial. Los distribuidores americanos, en un principio muy cautos con el producto, se vieron desbordados por la increíble acogida de la película. Desde ese momento la producción mundial estuvo decididamente orientada hacia el largometraje. En Italia las películas fueron cada vez más fastuosas y extraían sus temas de la rica Historia itálica: desde el Imperio Romano al Renacimiento o la Reunificación italiana. 

Imagen de Quo Vadis (1912)

Pero, sin duda, la película más representativa de este periodo es Cabiria (1914), una superproducción en toda regla sobre la Roma del siglo III A.C. con grandes batallas navales y los elefantes de Aníbal. Todo ello con el añadido de unos elaborados intertítulos supuestamente elaborados por el poeta italiano Gabriele D'Annunzio. El éxito fue brutal y su impacto resonó en todas los escalones del joven arte. El propio Giffith se inspiró en ella para el episodio babilónico de Intolerancia (Intolerance, 1916).


Junto a este cine apoteósico se producen también alguna películas menores de corte realista. La más importante sería la, ya perdida, Perdidos en las tinieblas (Sperduti nel buio, 1916), que a través de un melodrama sobre un conde y su pobre amante hace una crítica a la diferencia de clases.

Finalmente el cine italiano acabó pagando sus excesos y se hundió sin remedio tras la Primera Guerra Mundial y no volvería a levantar cabeza hasta el final de la Segunda.

Dinamarca

El cine danés nació haciendo pequeñas crónicas de la vida de la familia real. Ole Olsen, personaje curioso que había sido marino y acróbata entre otras cosas, fue uno de los primeros exhibidores del país, proyectando películas en las barracas de feria. Pronto la gran demanda le llevó a fundar en 1906 la primera productora del país,  la Nordisk Film Kompagni.
La sensual Asta Nielsen

Las primeras producciones danesas fueron un  reflejo de la sociedad de la época. A principios del siglo XX, Copenhague estaba en plena revolución sexual. Las mujeres desafiaban abiertamente a los círculos conservadores fumando, vistiendo con ropa masculina y disfrutando de cierta libertad sexual. Esta actitud se vería reflejada en la gran pantalla dando lugar a un serie de películas con una gran carga erótica (para la época). Esto llevó a la creación de un arquetipo que más tarde se exportaría a Hollywood: la femme fatale. Sin duda, la más importante de ellas sería Asta Nielsen que se consagraría con Hacia el abismo (Afgrunden, 1911). Esta película,  que puede considerarse como un claro ejemplo del cine danés de la época,  trata de una chica que abandona a su novio por un artista de circo por el que siente una intensa atracción. El trágico y moralizante final también es una de las caractisticas del cine nórdico. Sin embargo, a pesar de la enorme popularidad de estos melodramas subidos de tono, el cine danés entró en decadencia durante la Primera Guerra Mundial que obstaculizó la distribución fuera de sus fronteras, la principal fuente de ingresos.


Entre los directores más importantes del periodo podemos destacar a Benjamin Christensen y Carl Theodore Dreyer. Ambos, junto a Asta Nielsen, emigrarían a America tras la debacle del cine danés. Tendremos ocasión de hablar de ellos más adelante.

Suecia

La primera productora sueca nació en 1907. Se llamó A.B. Svenka Biografteatern y al igual que en el caso danés comenzó realizando crónicas de la familia real. Pronto, no obstante,  empezó a producir obras de gran calidad inspiradas sobre todo en la gran tradición literaria y teatral suecas. Así muchas de las primeras cintas son adaptaciones literarias.

Pero lo que diferenció desde un primer momento al cine sueco fue, si  duda, la utilización de los elementos naturales y su efecto en la psicología de los personajes. En el titulo inaugural de esta tendencia, Los proscritos (Berg-Ejvind och hans hustru, 1918), los protagonistas huyen de una sociedad que les repudia y empiezan a vivir en las montañas haciendo frente a los elementos. El film culmina con una escena de gran dramatismo donde los personajes se enfrentan a una tormenta de nieve. El éxito fue fulgurante y los críticos franceses llegaron a decir que era el film más bonito del mundo.

Los Proscritos

Ese interés por el ambiente y su efecto psicológico también se puede observar en la película que da título a este post. La carreta fantasma (Körkalen, 1921) cuenta la historia de un hombre que tras su muerte es testigo de todo el mal que ha hecho a sus seres queridos. La cinta hace uso de toda una serie de recursos técnicos para dotarla de un ambiente inquietante y lóbrego. La película trata de acercarnos al drama interior de los personajes mediante el uso de una narración subjetiva y casi poética.


Su director fue Victor Sjörström, uno de los personajes claves del cine sueco que acabó emigrando a EEUU donde no consiguió repetir el éxito logrado en su país. Algo que sí logró una chica llamada Greta Lovisa Gustavsson que tras el éxito de la película La leyenda de Gosta Berling (Gösta Berlings saga, 1924), adoptaría el nombre de Greta Garbo. La Garbo abriría el camino de otras actrices suecas que triunfarían en Hollywood como Ingrid Bergman o Annika Ekberg.

Rusia

El cine del Imperio Ruso fue principalmente un cine invadido por las potencias extranjeras, principalmente por las productoras francesas Lumieres, Gaumount y Pathé. De hecho las primeras películas rodadas en suelo ruso fueron producidas por extranjeros.

En un intento de desarrollar un cine puramente ruso, Drankov realiza en 1908 el drama histórico Sten'ka Razin (1908), basado en un bandolero popular. El film tuvo un muy considerable éxito,  sin embargo, la producción de películas rusas realizadas por rusos no vería continuidad y sólo conocería obras puntuales como La Defensa de Sevastopol (Oborona Sevastopolya, 1911), un drama histórico sobre las guerras napoleónicas subvencionado por el gobierno zarista.


Finalmente la Revolución de 1917 acabaría con este tipo de cine.

Alemania

La primera proyección cinematográfica en Alemania se produjo en el Jardín de Invierno de Berlín el 1 de noviembre de 1895, casi dos meses antes de la histórica sesión de los hermanos Lumières. Ello fue gracias a otros dos hermanos, Max y Emil Skladanowsky, y a su aparatoso Bioskop. Durante la primera década del siglo XX, las películas se exhibían como atracciones de feria para la clase trabajadora. Los temas sobre los que se filmaba eran los mismos que en otras latitudes: documentales de actualidad, comedietas y breves melodramas.

Henny Porten
Hacia 1907, sin embargo, el cine alemán entró en crisis ya que la novedad se había disipado entre el público. En un intento de atraer espectadores se intentó elevar la calidad de las películas recurriendo a la adaptación de obras literarias. Siendo la más destacable El estudiante de Praga (Der student von Prag, 1913) basado en un relato de Edgar Allan Poe. Por otro lado, al igual que en Francia, se recurrió a los seriales para fidelizar al público. Ello trajo consigo la elevación de sus intérpretes a la categoría de estrellas inaugurando el starsystem germano. En ese sentido nadie atraía más pasiones como las actrices Henny Porten y Asta Nielsen (que había emigrado desde Dinamarca).


El embargo comercial impuesto por Francia durante la Primera Guerra Mundial hizo que fuera imposible seguir importando películas extranjeras, lo que dejaba un mercado con una gran avidez de demanda. Todo ello condujo a la ironía de que, siendo la más perjudicada por la guerra, fuera la única  nación europea cuya producción fílmica se incrementó enormemente tras el conflicto; dando lugar a una de los movimientos más influyentes en la Historia del cine: el expresionismo – del que hablaremos próximamente.

Reino Unido

El primer equipo de proyección británico lo desarrolló Robert William Paul en 1894 tomando el kinetoscópio de Edison como base. El cine del Reino Unido de los primeros años se caracteriza por las innovaciones técnicas.  Todo gracias a un grupo de realizadores que más tarde se denominó “la escuela de Brighton”.

Por un lado descubrieron el uso primitivo del montaje en las escenas de acción. Así por ejemplo en Stop Thief! (1901) se muestra la caza a un ladrón en tres planos (recordemos que por la misma época Méliès resolvía las persecuciones dando vueltas en círculo al escenario. También es el montaje la gran atracción de Marriage by motor (1903), donde las acción se alterna entre el punto de vista de los perseguidos y los perseguidores.


El juego con la lente también da pie a películas muy ingeniosas como The Big Swallow (1901) donde un hombre se come literalmente la cámara. Toda esta desbordante imaginación se pone además al servicio de historias cómicas muy británicas como Explosion of a Motor Car (1900), donde un policía asiste inmutable a la explosión de un auto mientras toma nota diligentemente de lo miembros perdidos por sus ocupantes o An interesting story (1905) donde un hombre es planchado por un rodillo compresor para ser nuevamente “inflado” por un viandante – efecto que luego se repetiría hasta la saciedad en el futuro.

Desgraciadamente toda esta inventiva se diluyó a finales de la primera década del siglo XX con la llegada de los largometrajes. Al tener el 80% de la cuota de pantalla invadida por Hollywood, los productores prefirieron “asegurar el tiro” con adaptación literarias bien conocidas pero desprovistas de la originalidad y la innovación que había caracterizado hasta entonces el cine británico. Salvo notables excepciones la calidad de este cine no mejoraría hasta la década de los 40.

Extras

Fuentes


- Historia del Cine. Román Gubern. Editorial Lumen. 2003
- Historial General del Cine. Volumen III. Europa (1908-1918). Editorial Cátedra. Signo e Imagen

#11. Las dos huérfanas / Orphans of the storm (1921)


Ficha técnica: IMDB Wikipedia  Filmaffinity
Vistas: 71
Restantes: 930
Vista en: 2008.
Lugar: En casa.


Este artículo forma parte de una serie de monográficos sobre los Orígenes del Cine. Pueden ver la primera parte en este enlace y la anterior en este otro.

Orígenes VIII: El declive de un pionero
Griffith V: Los últimos años

En contraste con su gran habilidad artítistica, Griffith tenía un ojo nefasto para los negocios. Una y otra vez tomaba decisiones erróneas que le conducían a reunir unas deudas cada vez mayores. Esto explica que tras el éxito absoluto de Las dos tormentas (Way Down East, 1920) el director se encontrara en una situación económica muy apurada.

Buscando asegurar el tiro con su siguiente película, compró los derechos de dos relatos cortos, uno de ellos de Thomas Burke, autor del cuento que inspiró Lirios Rotos (Broken Blosom, 1919). Así pues, el nuevo film, La calle de los sueños (Dream Street, 1920) es un drama urbano que intenta repetir el éxito de aquella. La historia gira alrededor de dos hermanos artistas enamorados de una bailarina. Fiel a su estilo coral, Griffith además narra las vidas de diversos personajes que viven en la misma calle de los bajos fondos.

La calle de los sueños

Lo más notable de la película fue el uso de un sistema de sincronización sonora en el prólogo, donde aparecía el propio Griffith presentando la obra. El sistema no debió de funcionar muy bien porque no se volvió a usar. Claro que también pudo influir el hecho de que el film fue un completo fracaso. Entre las críticas más comunes a la película estaban la falta de ritmo y la excesiva atención a los detalles contemplativos.

Dispuesto a recuperar el favor del público con una historia que les interesara, Griffith compra a continuación los derechos de la pieza teatral francesa "Les Deux Orphalines" de Adolphe d'Ennery y Eugène Cormon. Esta obra cuenta la historia de dos huérfanas que viajan a París para buscar  una cura a la ceguera de una de ellas. Una vez allí, las dos chicas son separadas y ambas pasan por grandes vicisitudes antes de poder volver a encontrarse. La obra se había estrenado en los teatros americanos con una gran acogida entre el público y además ya había sido adaptada al cine en varias ocasiones con cierto éxito. Fue esto pues lo que atrajo principalmente la atención de Griffith.

La siniestra guillotina

No obstante, fiel a su interés por narrar melodramas sobre un trasfondo histórico, el director trasladó la acción de la obra ni más ni menos que a la Revolución Francesa. Así las probres huefanitas no sólo tenían ya que lidiar con aristócratas lujuriosos y pérfidas pedigüeñas sino también esquivar a las masas exhaltadas y eludir la guillotina. Conforme a su estilo moralizador, Griffith no desaprovecha la ocasión para denunciar cada vez que puede los peligros del comunismo y la justicia ejercida por las turbas enardecidas (todo muy irónico viniendo del autor de uno de los mayores tributos al Ku Klux Klan).

Las dos huérfanas

El protagonismo de la película recayó sobre las dos hermanas Gish con Dorothy haciendo de ciega, dejando el otro papel para Lillian. Ésta, de nuevo, vuelve a demostrar que su arte se encontraba a años luz de sus contemporáneos y es el mayor foco de atención. Vista desde ahora las escenas en las que ella no está involucrada pierden mucho interés. Por otro lado Dorothy, que no era una magnífica actriz de comedias, se que queda un poco desdibujada al tener que interpretar un papel tan dramático.

La aristocracia francesa

Con el habitual derroche de medios del director, Las dos huérfanas (Orphans of the storm, 1921) se recrea en los majestuosos palacios franceses y las espetaculares escenas de batalla que habían hecho famoso a Griffith. Como también lo había hecho su maestría con el montaje, culminado, como no, con el tradicional rescate de último minuto, uno de las emocionantes de su carrera. Pero además el padre del cine sabe como provocar al público haciéndo que las dos huérfanas pasen una junta otra pero sin llegar a reunirse.


La película fue un gran éxito pero de nuevo la desastrosa habilidad de Griffith como productor jugó en su contra. Para empezar el coste de la película le había obligado a incrementar todavía más las deudas que arrastraba y para rematar mientras estaba terminando el rodaje, William Fox (haciendo honor a su apellido) se le adelantó y aseguró los derechos de la obra de teatro en el extranjero, paralizando legalmente la exhibición de la película en Londres. Desbloquear los derechos le costó a nuestro director nada menos que $85.000 (un pastizal de entonces), un dinero que obviamente no tenía y que nuevamente pasó a engrosar el montante de sus deudas.

A partir de Las dos huérfanas, Griffith entraría en caída libre. Las dificultades cada vez mayores de encontrar financiación hicieron que el ritmo de producción (de unos 3 films por años en el periodo 1918-1921) decayera a apenas una obra cada año y medio. Para añadir más sal en la herida, Lillian Gish firmó un contrato exclusivo con MGM en 1923 abandonando al director que la había descubierto y encumbrado. A partir de entonces tuvo que recurrir a Carol Dempster, un talento menor y poco aprovechado.

Lillian Gish

Aparte de los problemas enconómicos y laborales, las obras de Griffith arrastra un nuevo problema: se están quedando desfasadas. Su ensalzamiento de la moral victoriana y las mujeres inocentes y virginales no encuentran un sitio ya en "los locos años 20", un época de liberación sexual y social. Las estrellas de cine que triunfan en ese momento son iconos sexuales independientes como Theda Bara. Son los primeros años de la femme fatale.

Con este panorama, sus dos siguiente películas Una noche misteriosa (One Exciting Night, 1922), un drama con la sabana africana de fondo, y La flor que renace (The White Rose, 1923), un intento de reeditar los éxitos de sus dramas rurales anteriores, resultan terriblemente desfasados. El público se resentía de unos carteles profundamente moralizadores que poco menos que los criminalizaba por entregarse al tipo de vida desenfrenada propio de esos años.

Buscando reverdecer viejos laureles, Griffith emprende una nueva superproducción al más puro estilo de El nacimiento de una Nación. América  (America, 1923) narra en clave épica la Guerra de la Independencia americana. El planteamiento es muy similar a la de 1915, dos familias enfrentadas y los hijos de éstas que se enamoran entre ellos. De nuevo se recurrió a legiones de extras, enormes decorados e incluso regimientos de soldados. Mención aparte mereceel escrupuloso trabajo de vestuario para el que se pidió consejo a las sociedades de reconstrucciones históricas del país.


Todo este esfuerzo , sin embargo, no se vio recompensado, porque, aunque tuvo una buena acogida inicialmente, los críticas negativas acabaron por lastrar la película que se hundió sin remedio. Esto seuneá además a la pésima gestión de la producción que elevó innecesariamente el coste del film. Se cuenta que durante gran parte del rodaje había numerosos extras sin hacer nada, hubo costosos decorados que no se llegaron a usar, sefilmaron mucha más película de la necesaria, etc. El desastre llevóa la ruina a la productora DW Griffith Inc. y el director se vio obligado a venderla.

Con una deuda astronómica, Griffith firma un contrato con Adolph Zukor de la Paramount para filmar Una serie de películas en los estudios Astoria de Long Island. La mas destacable de ellas sería La aurora de la dicha (Isn't life wonderful?, 1924), un melodrama que denunciaba la situación de miseria en la que se encontraba Alemania tras la guerra. En hay muchas ecenas notables como en la que a protagonista,  Carol Dempster,  se encuentra en la cola del pan y observa impotente cómo el precio va subiendo conforme la cola avanza hasta que se vuelve prohibitivo para ella. Esta escena inspiraría a muchos cineastas rusos. Sin embargo la película era obviamente inoportuna para los tiempos de jolgorio que se vivian en América.

La aurora de la dicha

Sus siguientes películas tampoco tuvieron mejor suerte. Sally, la hija del circo (Sally of the sawdust, 1925), una comedia sobre el mundo del circo, Esa muchacha Royle (That Royle Girl, 1926), un film de misterio y juicios, y Las tristezas de Satán (The sorrows of Satan, 1926), una versión de Fausto que se volvió a ir de madre y acabó arruinando al estudio.


Resuelto su contrato con Paramount,  firmó otro con la United Artists. Sus nuevas películas tampoco triunfaron aunque cubrieron gastos. Su mayor victoria (Drums of Love, 1928) en drama romántico ambientado en la Sudamérica del siglo XIX; La batalla de los sexos (The bsttle of the sexes, 1928), un remake de una vieja película suya, y La melodía del amor (Lady of the Pavements, 1929), un drama de intrigas amorosa ambientado en el París decimonónico. En ellas de nuevo destacan los decorados y la fidelidad histórica.

Su penúltima película,  ya completamente sonora, fue Abraham Lincoln (Abraham Lincoln, 1930). Se trata de otra obra épica de muy notable factura en la que destacan el uso artístico del sonido (o ausencia de él en ciertos momentos), muy avanzado para la época y la actuación de Walter Houston como el presidente americano. El film apenas duró una semana en cartel.

Walter Houston como Abraham Lincoln

De nuevo financiádola por su cuenta, Griffith rueda su última película La lucha (The struggle, 1931), un drama sobre el alcoholismo. Una drama que le era desgraciadamente muy personal pero que en la América de la Gran Depresión no era lo que el plúblico demandaba. Arruinado, Griffith se pasa los siguientes años buscando financiación para proyectos que nuenca se concretan. 

Finalmente, olvidado por el medio que él ayudó a crear se pasa sus últimos años viviendo en habitaciones de hoteles sin apenas ver a nadie y refugiándose en la bebida hasta que fallece en 1948. A su funeral, o al posterior homenaje, fueron sólo unas pocas personalidades del mundo del cine: Charles Chaplin, Mark Sennet, Cecil B. DeMille, William Hays, Louis B. Mayer, Mary Pickford, Richard Barthelmess y, como no, Lillian Gish.  Todos ellos habían empezado trabajando bajo la dirección del padre del cine. Pero hubo muchos otros que se olvidaron de su deuda con él: Raoul Walsh, Victor FlemingJohn Ford, Van Dyke, y en genral todos los que alguna vez se dedicaron al cine. Como dijo alguien: "cualquier tratado sobre el arte cinematográfico debería empezar con Griffith". El fue el principio de todo, no se merecía ese final.

Fuentes



- Historia del Cine. Román Gubern. Editorial Lumen. 2003
- Historial General del Cine. Volumen II. EE.UU. (1908-1915). Editorial Cátedra. Signo e Imagen
- David Wack Griffith. José Javier Marzal. Editorial Cátedra. Signo e Imagen.
www.allmovie.com
www.filmsite.org

#8. Las dos tormentas / Way Down East (1920)


Ficha técnica: IMDB Wikipedia  Filmaffinity
Vistas: 70
Restantes: 931
Vista en: 2008.
Lugar: En casa.


Este artículo forma parte de una serie de monográficos sobre los Orígenes del Cine. Pueden ver la primera parte en este enlace y la anterior en este otro.

Orígenes VII: Griffith y los melodramas pastorales

Griffith IV: Las dos tormentas

Tras Lirios Rotos (Broken Blossom, 1919), DW Griffith rueda un nuevo drama rural en la línea de A Romance of Happy Valley (1919). Se trata de True Heart Susie (1919) que vuelve a estar protagonizada por la pareja protagonista de aquella, Lillian Gish y Robert Harron. La historia habla de una chica de pueblo, Susie, enamorada de chico, William, demasiado idiota para darse cuenta. Susie subvenciona la carrera de William vendiendo su única vaca y el chico (idiota, no lo olvidemos) le agradece el detalle eligiendo a una “mala mujer” de ciudad por esposa. Como bien dice algún comentarista, en manos de cualquier director de menos talla este melodrama ramplón habría resultado poco creíble. Sin embargo el pulso narrativo de Griffith y la siempre conmovedora actuación de Lillian la dan un punto muy emotivo y atractivo. El público supo valorarlo y la cinta hizo una buena taquilla.



A continuación Griffith rueda Días Rojos (Scarlet Days, 1919), un western que pretendía en realidad ser una parodia del popular género pero que el público acogió con escaso entusiasmo.


Tras este fiasco, Griffith firmó un contrato con la First National (una distribuidora creada mediante la asociación de los principales exhibidores de América) para la producción de tres películas. La primera de ellas, El Mayor Problema (The Greatest Question, 1919), volvía a estar protagonizada por la pareja favorita del director, Lillian Gish y Robert Harron. En ella una familia de granjeros da cobijo a una chica huérfana. Ésta, al sentirse en deuda, empieza a trabajar de sirvienta en una casa habitada por un matrimonio. Como no hay nada fácil en la vida de los personajes de la Gish, la chica es maltratada por la mujer y acosada sexualmente por el marido. Para colmo la chica empieza a recordar a sus patronos como los autores de un asesinato que presenció de pequeña. Lo más notable de esta cinta son el uso de fenómenos sobrenaturales como fantasmas y apariciones, recursos poco frecuentes en el director. La película tampoco funcionó bien.


Carole Dempster,
un talento incomprendido
Quizás para volver a atraer al público mediante el recurso de un ambiente exótico, Griffith aprovecha unas vacaciones en Nassau para rodar dos películas ambientadas en los Mares del Sur: The Idol Dancer (1920) y Flor de Amor (The Love Flower, 1920). Ésta última, protagonizadas por Carole Dempster y Richard Barthelmess, trata de un padre y su hija que tienen que huir a una isla casi desierta para escapar de la justicia. Carole Dempster, que ya había hecho algunos papeles menores, se convertirá pronto en la actriz fetiche del director. Sin embargo, Griffith nunca entendió el talento de Carole a la que intentaba una y otra vez encajar en los modelos de sus actrices anteriores. Y es que Carole no tenía la cualidad etérea de Lillian Gish o el desparpajo de su hermana Dorothy, pero era una gran actriz como demostró en alguna película posterior. Flor de Amor es notable por dos cosas: las escenas rodadas bajo el agua, toda una innovación técnica para la época, y el camisón mojado de Carole, que debió de provocar más de un revuelo entre el público.


Mientras rodaba estas tres películas para First National, Griffith estaba preparando otro de esos grandes proyectos suyos para la United Artists. Para ello compró, a la astronómica cifra de $175.000, los derechos de un obra de teatro, llamada Way Down East, que gozó de gran popularidad... en el siglo XIX. La historia giraba en torno a la estigmatización de las madres solteras dentro de los puritanos ambientes de Nueva Inglaterra. La trama se consideraba desfasada ya en 1920 cuando Griffith compró los derechos. Sin embargo, el director demostró una vez más su habilidad para crear grandes películas de guiones rancios y moralistas.

Escalofriante primer plano de la actriz
De nuevo Lillian Gish vuelve a brillar con luz propia en una actuación en la que, literalmente, se dejó la piel. En las dos horas largas de metraje la vemos evolucionar y pasar por toda una gama de personajes: alegre e ingenua chica de campo, inocente prometida, madre soltera, y finalmente una mujer madura perseguida por su pasado. Cada primer plano de la actriz es una obra de arte merced a su expresividad facial y la estupenda fotografía de Billy Bitzer. Su escena en solitario con el niño entre sus brazos es una pura lección de arte interpretativo.

Pero sin duda la más recordada de la película es la escena final. En ella Griffith subraya el clímax de la película con una tormenta de nieve y nuestra protagonista atrapada en un río de hielo. Es quizás el last-minute rescue más épico de todos los acometidos por el director. El rodaje de esta secuencia estuvo rodeado de todo tipo de incidentes. Empezando por que, debido al frío tan intenso, que tuvieron que encender una hoguera a los pies de Bitzer para evitar que la cámara se congelase. Además Griffith y Lillian padecieron problemas físicos durante toda su vida tras el rodaje de esta escena. El director debido a la congelación de una parte de la cara y la actriz por tener la mano constantemente metida en el agua helada durante las largas horas de rodaje.

Nuestra heroína "dándolo todo"

Todo ese esfuerzo fue recompensado cuando la película se convirtió en una de las más taquilleras no sólo de la época sino de todos los tiempos. La película sigue atrayendo nuevos espectadores incluso hoy día a pesar de los desfasados valores morales decimonónicos. Todo un canto a la fuerza del tándem Griffith/Gish.


Fuentes



- Historia del Cine. Román Gubern. Editorial Lumen. 2003
- Historial General del Cine. Volumen II. EE.UU. (1908-1915). Editorial Cátedra. Signo e Imagen
- www.allmovie.com
- www.filmsite.org

 
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