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Días: 6 meses y 10 días
Vista en: Julio de 2010.
Lugar: En la tele (TVE 1).
Hoy toca estreno, por primera vez en este blog traigo una película bélica. Y para esta especial ocasión que mejor que la que posiblemente sea "la mejor película bélica de todos los tiempos".
La película se abre con una escena de 20 minutos de duración donde se muestra el desembarco de Normandía. Pero decir eso es como decir que la Iliada va de un asedio. La escena es un portento cinematográfico. Se trata sin lugar a dudas de la escena bélica más realista que jamás se haya rodado. En ella se puede ver toda la violencia, el caos y el sinsentido de una guerra moderna. Sin direcciones, sin control, sin reglas, sólo el primitivo instinto de matar antes de te maten. La escena es dura, my dura, despiadada. Alguno podrá hablar de violencia gratuita o acusarla de recrearse en la matanza. Pero es que una guerra es exactamente eso. Lo que pasa es que hasta entonces la guerra en Hollywood se había dulcificado con alabanzas al héroe y al honor. En las pelis clásicas, uno muere pero uno muere por algo. Viendo esta escena uno no ve héroes, no ve honor, uno no puede más que sentir aversión por la mera idea de dejar que una generación entera se masacre por unas ideas que se paren en suntuosos despachos a años luz del frente.
Y de una de esas paridas políticas es de lo que trata la segunda parte de la película. Resulta que tres de los cuatro hijos de la familia Ryan han fallecido en la batalla y los mismos personajes que acaban de mandar a casi medio millón de jóvenes a encontrar una muerte atroz a miles de kilómetros de su hogar se apiadan de la mamá Ryan y deciden licenciar a su último hijo. El problema es que el afortunado combatiente pertenece a la 101 Aerotransportada. Para los que no sepan de historia de la Segunda Guerra Mundial, decir que está unidad fue soltada en territorio alemán previamente a la invasión para que sirvieran de apoyo desde dentro. Lamentablemente el avión que transportaba dicha unidad fue abatido y los soldados fueron desperdigados por todo el norte de Francia y dejados a su suerte. Los bienhechores de Washington obnubilados por su noble misión no dudan en mandar a un grupo de 8 soldados, perdón, héroes a internarse valerosamente en territorio enemigo para rescatar al Señor James Ryan y devolvérselo a su atribulada madre. Seguramente cegados por tanto altruismo obviaron el preguntar a las madres de los ocho héroes, pero vamos, nimiedades.
Lo absurdo de la misión no debe ser achacado a una debilidad argumental del guión, puesto que esto es comentado en numerosas ocasiones en la película. Aparentemente la intención es mostrar la estupidez de las decisiones políticas vista desde el frente de batalla, cosa dicho sea de paso que la película expone perfectamente bien:
"Ese Ryan más vale que lo valga. Mejor que cuando vuelva a casa cure alguna enfermedad o invente una bombilla de larga duración o algo. Porque a decir verdad no cambiaría a diez Ryans por un Vecchio o un Caparzo."
En el plano artístico hay que destacar el papel de Tom Hanks que tras Filadelfia (ya comentada aquí) y Forrest Gump (próximamente) está en su mejor momento y hace aquí la actuación de su vida. En la película es el Capitán John H. Miller, el jefe del grupo de rescate. En un principio parece un tipo retraído y distante pero una capacidad estratégica magistral. A lo largo del metraje se nos va haciendo más cercano y se muestra como un hombre roto interiormente que ha perdido casi todo. Un producto de la guerra. Sin duda un personaje muy bien construido que guarda una sorpresa revelada en el momento justo con una línea de diálogo de esas memorables:
"A veces me pregunto si he cambiado tanto que mi mujer no me reconocerá cuando vuelva a casa y sobre cómo voy a ser capaz de contarle sobre días como hoy. Ryan? No sé nada de ese Ryan, no me importa. [...] Pero si yendo a Ramelle le encuentro para que vuelva a cama, si con eso me gano el derecho a volver a casa con mi mujer, entonces esa es mi misión."
Por lo demás, se trata de una película coral donde nadie sobresale pero en la que todos hacen un papel muy correcto merced a una gran dirección por parte de Steven Spielberg que cuando quiere sabe dirigir buenas películas en lugar de que los efectos especiales las dirijan por él. Gracias a eso las mejores escenas no son las de batalla sino aquellas en las que los personajes se reúnen y hablan de antiguas ilusiones y esperanzas ahora rotas e irrecuperables. Esas escenas se mezclan perfectamente con las de batalla porque si las últimas muestran la destrucción física del hombre, las primeras muestran la devastación anímica y psicológica que hace que aquellos que logran volver de la guerra no estén mucho más vivos que los soldados que se quedan en el campo de batalla.
Por otro lado, la película sigue teniendo tintes épicos y como siempre sucede en este tipo de género, la visión es terriblemente unilateral. El sufrimiento de los soldados alemanes no importa, a pesar de estén muriendo por la mismas decisiones políticas estúpidas que los otros. Aún así hay alguna escena donde al menos se deja de manifiesto lo irracional del odio producido por las guerras.
En definitiva, una película bélica que ya se ha convertido en todo un clásico y que cimentó el camino para renovación del género. Por ejemplo, la película que ganó el Óscar a Mejor Película este año: En Tierra Hostil le debe mucho.
2 comentarios:
Una obra maestra. Imprescindible ver en un buen cine.
Una pelicula excepcional e imprescindible, gracias a ella, el cine pudo mostrarle a la gente de cerca lo que realmente significa e implica una guerra,para las pobres almas humanas que se sueltan en medio de ella a sobrevivir.
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