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Días: 6 meses y 26 días
Vista en: Sábado, 2 de Octubre de 2010.
Lugar: No quieras saberlo.
"There are 20 million women in this island and I get to be chained to you. /
Hay 20 millones de mujeres en esta isla y tuve que encadnarme contigo"
Como hace tiempo que no tocamos los clásicos, hoy les traigo esta joyita del maestro Alfred Hitchcock. Así además aprovecho para informarles de que la Biblioteca de Granada está actualmente proyectando un ciclo del director que durará durante todo el mes Octubre y puede que Noviembre. Pero volvamos a Los 39 escalones. Ya la había visto hacía muchos años y recordaba que me había dejado un regusto agradable y ahora al volver a verla no me defraudó.
La película abre con una escena en un "music hall" de Londres. El maestro de ceremonias está presentado al famosísimo Sr. Memoria, un hombre capaz de almacenar más información que un disco duro de 15 TB. La gente entre el público se divierte un rato poniendo a este señor a prueba haciéndole preguntas de todo tipo: desde quién ganó una carrera de caballos hace años hasta la edad de Mae West (42 años en el momento de la película). Un canadiense le pregunta por la distancia entre Winnipeg y Montreal. Todo sigue en un ambiente distendido con chanzas y preguntas diversas hasta que el hombre que preguntó por la edad de Mae West (y que recibió del Sr. memoria una cortés aunque categórica negativa a desvelar la edad de una dama) empieza un altercado. El público comienza a alterarse y en ese momento se oye un disparo provocando el pánico general. La banda para aliviar la tensión decide tocar una marcha cómica mientras la gente se dirige apresuradamente a las salidas.
Ya en la calle vemos que el señor canadiense, Richard Hannay de nombre, no ha perdido el tiempo y ha conocido a una atractiva chica en el tumulto. Una chica que además insiste en que la lleve con él... Bueno, no todo es tan bonito, la chica actúa de forma bastante extraña: evita las ventanas, no le gustan los espejos e insiste en ignorar el teléfono que suena insistentemente. Tranquilos, no es una vampiresa, aún peor, es una espía que lucha contra un despiadada organización extranjera (¡chúpate esa, James Bond, esta chica ya hacia tu trabajo 20 años antes que tú!). Según dice, esta organización, "Los 39 escalones", van a extraer un secreto muy importante de Inglaterra y vendérselo al enemigo y ella tiene que impedírselo con la ayuda de un contacto en Escocia (chico, para ser una espía canta más que un canario recién alimentado). Hannay no le hace mucho caso a su historia de primeras; pero ciertos "acontecimientos" nocturnos le hacen ver la necesidad de coger el expreso a Edimburgo del día siguiente. Así comienza su gran aventura...
Que Hitchcock es un gran maestro se demuestra en estos 15 minutos iniciales de la película. La forma en la que te lleva de una escena a otra sin descanso, sin saber del todo lo que ocurre en cada momento pero sin perderte en el camino (muy al contrario ansiando constantemente saber que pasará a continuación) y, sobre todo, esa manera que tiene de sacudir la tierra bajo tus pies cuando crees que empiezas a entenderlo todo, son... sencillamente magistrales. La película son sólo 89 minutos pero las emociones que contiene hacen que parezcan una vida entera.
Otra de las grandes bazas de Hitchcock, también expuesta en esas escenas iniciales, son los brillantes cambios de registro: es capaz de pasar del drama más conmovedor a la comedia más banal y de ésta al terror más sublime en una sola secuencia; metiendo en el proceso al espectador en una montaña rusa emocional y convirtiéndonos en meras marionetas creadas para su divertimento.
Y si todo esto sucede sólo en los 15 primeros minutos, imagínate el resto de la película: una sucesión ininterrumpida de escenas inolvidables cargadas de tensión, humor e, incluso, romance. Y todo eso mientras seguimos al señor Hannay por esos tenebrosos páramos escoceses, que parecen hechos ex profeso para una historia de suspense.
En el camino, Hannay tendrá que hacer de todo: sobornar a un granjero escocés, dar un "mitin" político y hasta amenazar a una chica a punta de pipa. Todo para salvar a su país… y a sí mismo.
En el plano interpretativo, todos los actores hacen un papel perfecto. No en vano Hitchcock sabía cómo sacar lo mejor de cada uno de ellos. Personalmente me quedo con la interpretación de Madeleine Carroll, una de esas "rubias fatales" del director, sobre todo en una escena muy recordada que transcurre en un motel. Los diálogos entre ella y el protagonista también son memorables por su ironía.
Y por supuesto, no pueden faltar todos los elementos clásicos de una película de Hitchcock: símbolos fálicos, una divertida (y ambigua) conversación sobre sostenes y el cameo del director, que en esta ocasión ocurre bien prontito (por lo visto, Hitchcock prefería hacerlos al principio de la película para que los fan no se distrajeran de la trama tratando de encontrarle).
Sólo me queda recomendarles efusivamente esta película. Si van a ver una sola película de Hitchcock, por favor, que sea ésta. ¿Aunque por qué iba nadie a querer ver sólo una película de Hitchcock?
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