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Días: 6 meses y 19 días
Vista en: Noviembre de 2009.
Lugar: Aula Magna de la Facultad de Ciencias de Universidad de Granada.
"Aparte del ojo, hay dos cosas que no se me han paralizado: mi imaginación y mis recuerdos"
Éstas son las preguntas que Jean-Dominique Bauby, periodista para la revista ELLE, tuvo que afrontar después de despertar de un coma de tres semanas producido por un accidente de coche. Cualquiera en su lugar se hubiera hundido, hubiera perdido la ilusión por vivir, y de hecho, Bauby pasa por un periodo de profunda depresión. Sin embargo, Jean-Do es un espíritu fuerte y gracias a la ayuda desinteresada de la gente del hospital consigue habituarse a su nueva existencia. Aprende a comunicarse con el exterior sólo parpadeando y consigue tal dominio del sistema que hasta escribe un libro dictado. Así nace "La escafandra y la Mariposa". Un hermoso relato en el que Jean-Do habla de su vida anterior, de sus sueños, de sus recuerdos, de su vida cotidiana en el hospital, de cómo ocupa su mente mientras está a solas en su habitación... No es sólo un relato de superación de una discapacidad, es también un ejercicio (forzado) de introspección en el alma de un ser humano. El objetivo del libro no es generar compasión o piedad, sino que incita a vivir más plenamente la existencia cualquiera sea las circunstancias.
La película más que en el libro se centra en la creación de éste y en las circunstancias que lo rodearon. Es una película vital en la que la dirección de Julian Schnabel sabe transmitir de forma magistral el espíritu del libro. Partiendo de una cámara estática que representa la visión de Jean-Do del mundo, es capaz de hacernos sentir su impotencia y soledad. La identificación es inmediata por que nosotros como espectadores tampoco podemos influir en el mundo de la película y eso hace del "lock-in syndrome" una metáfora del cine y de Jean-Do con su único ojo abierto, el último espectador. Un espectador que no puede salir de la sala y que debe contemplar impotente el desarrollo de la película de su vida.
Poco a poco conforme Jean-Do va "regresando" al mundo y empieza a comunicarse con él, la cámara le va abandonando y podemos compartir su diaria lucha contra el mundo. Cómo intenta con todas sus fuerzas luchar contra la enfermedad y cómo le cuesta un mundo hacer lo más mínimo. Pero Jean-Do no se rinde, tiene una fuerza vital y unas ganas de vivir que ni siquiera la parálisis puede detener.
Por otro lado, el cine nos ofrece el lujo de contemplar sus pensamientos (esas maravillosas historias que se cuenta a sí mismo para no ser absorbido por la autocompasión) en hermosas escenas cargadas de lirismo junto con escenas retrospectivas que nos permiten conocer como era Bauby antes del accidente.
Tanto la película como el libro son un canto optimista a la vida. En un tiempo donde parece que uno estorba en cuanto tiene una discapacidad o se hace mayor, se agradecen este tipo de historias. Es un auténtico ejemplo de superación. Quizás nosotros no seamos tan valientes quizás nosotros sólo queramos la liberación del olvido eterno antes que aguantar así; pero si llegara el momento y recordaras a Jean-Dominique quizás, sólo quizás, todavía conservarías la esperanza.
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